Tendremos alguna vez un final feliz? O estaremos por siempre pretendiendo? Guardamos secretos en cada paso que hacemos, parece que ninguno se quiere soltar. Y es una pena porque si sientes lo mismo, como se supone que yo lo sepa?

lunes, 30 de enero de 2012


Soñarte es un bajón, no te lo voy a negar. Sueño con nosotros, las calles que caminamos, las risas que compartimos, los besos que tuvimos, nuestras peleas, nuestros celos. Ya pasaron varios meses y sigo sin olvidarme las cosas que te gustan. Tu color favorito es el rojo, tu segundo nombre es Iván, tu papa se llamaba Ricardo y murió hace cuatro años, el nombre de tus hermanas, el de tus perros, el color de tu pieza, el perfume que te gustaba, las cosas que te hacían temblar, lo que te exita. Te conozco tanto que me asusta. En mis sueños invento recuerdos que nunca ocurrieron, mezclo la realidad con la fantasía. Te imagino a vos ahora y a mí, nos veo juntos.

Ahora un tema que quiero tocar, no fue enteramente mi culpa lo que paso y como estamos ahora. Vos te distanciaste de mí, sentí que ya no me amabas más. Eran más peleas que besos, siempre te ofendías o yo me enojaba… Fue culpa de los dos. Nunca lo tuve que besar, pero estaba insegura de nosotros, sentía que ya no era lo mismo, necesitaba amor. Fui impulsiva y cambie unos segundos de amor con un desconocido por lo que ojala hubiera sido muchísimos meses de felicidad, amor, sinceridad, etc. Pero si hay algo que me lastimo, que me rompió el corazón, fue que después de que te enteraras de eso, hayas venido a mi casa a hablarme. Por más que trate de contenerme, las lágrimas pesaban quinientas toneladas. Llore enfrente tuyo, nunca lo había hecho. Nunca había llorado por nadie y menos en la cara. Luego de tu visita, me dejaste en la puerta de mi casa (donde me habías dado mil besos de despedida), me miraste a los ojos y me dijiste “¿me das un beso?” con esa cara que solamente vos haces, que siempre me pudo. Yo te devolví la mirada y te pregunte si realmente querías un beso mío, asentiste con la cabeza y una mirada como diciendo ‘obvio’. Me acerque a vos y lentamente mis labios se juntaron con los tuyos para un último beso de despedida.

Me dejaste con un “lo voy a pensar” y espere. Me citaste al lugar de nuestro primer beso, en el shopping. Todos tus amigos estaban ahí (menos mal que sería solamente vos y yo) me dijiste que eso que yo había hecho era imperdonable y me cortaste enfrente de todos. Que hombrecito eh! No llore, mis lagrimas estabas agotadas de la noche anterior en la cual te llore como las noches pasadas a esa.

No estoy mal, pensar en eso no me pone triste ahora, pero me parece una estupidez total de parte mía y tuya la situación actual. Cuando yo moría por vos, porque me perdonaras ese error fatal que cometí, vos anduviste divulgando nuestras intimidades. En ese momento me dieron ganas de arrancarte la cabeza y dar tu cuerpo a los cerdos hambrientos. Pero en fin, pasaron unas semanas y decidiste pedirme perdón (un poco tarde para mi gusto). Me pediste perdón después de decirle a mi pareja actual que se cuide de mi, ok. Me pediste perdón y te perdone a regañadientes, me dijiste “quiero una amistad” y lógicamente te mande a comer mandarinas.

 Así quedo todo hasta hace poco que te encontré en el shopping y apenas te vi note que me habías visto antes. Tu caminar pesado y apurado te delato, junto con tu cara de incomodidad con un toque de… odio? Desprecio? Resentimiento?, sigue siendo una incógnita. Tus amigotes (obviamente) vinieron a decirme cosas como “fea” y “sucia” y no me quiero ni imaginar las cosas que decían entre ellos. Me da por las pelotas lo que piensen ellos, lo que me saca de las casillas es que vos mandes a tus amigos a decirme cosas. Es problema nuestro, de nadie más. Después te encare, te desbloquee para informarte que la situación me tenia harta y simplemente importo menos que nada y me mandaste a volar diciéndome que soy una pendejita de catorce años y encima que soy resentida.

Yo seré pendeja, pero no soy pelotuda y tuve la suficiente madurez  para no mandarte a la mierda ese día, el día que apareciste en mi escuela a hacerte ver, el día que te encontré con mi amiga, etc. etc. Pero bueno, no me quiero ir de tema, no me quiero sacar.
Cuando yo quise tu perdón, vos me lo negaste. Cuando vos me pediste perdón, te perdone de mala gana. Cuando creía que todo estaba bien, paso lo que paso en el shopping. Cuando te hable para que solucionemos esto de una buena vez, me trataste de pendeja inmadura. Discúlpame pero el único inmaduro acá, creo que sos vos.  Porque como será que yo con mis catorce años busco soluciones más civilizadas a mis problemas y vos con dieciséis tu única solución son los insultos, las bajadas de línea y los golpes.  Lo entiendo, somos los dos cabezas duras y ahora caigo en la cuenta que nunca nos vamos a arreglar del todo, siempre me vas a tener rencor. No lo digo por decir, porque más allá de todo yo no te guardo rencor. Me hiciste quedar la mierda, me ilusionaste, me trataste de puta, de infiel  y seguramente de muchísimas cosas más y yo, no te guardo rencor alguno.

Escribo esto que se que nunca lo vas a leer ni de casualidad, porque tenía estas ganas de sacarme todo. Porque la verdad que es frustrante no poder contar mi versión sin que me interrumpan o sin que yo me valla de tema.

Y bueno, creo que cubrí toda nuestra relación desde el problema. Mas allá de lo mal que me hallas hecho y lo hijo de puta que fuiste conmigo… no hay un día que no me arrepienta de haber besado a otra persona. Si no lo hubiera hecho seguramente las cosas estarían mejor, quizás juntos, quizás no… pero mejor que esto seguramente.

2 comentarios:

  1. Pibita, muy lindo lo que escribís, enserio. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. cami, gracias, ami me encanta como escribis vos :K

      Eliminar